La pareja salió del hospital, sentían que habitaban en el París de los años 20. Cecilia guiaba a Julio y él se refugió en el ahora, no cabía el ayer ni futuro. El melodioso sonido de la lluvia llenaba su cuerpo y unía su fragmentada historia.
La luna grande y amarilla alumbraba el callejón donde vivía Julio. El perro de la esquina ladraba una sombra. Dejó de llover y la silueta femenina disparó mientras decía: Vas perdiendo canción, cariño.
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