No soy puta, soy el placer que no puedo darme:
La manzana podrida y mordaza,
el blues absurdo del piso visitado,
la reputación que desborda el lecho.
La persiana que detiene la bohemia
la pared que ignora tu memoria,
lo profano de tu misticismo;
como el viento enloquece las gaviotas
pervierto el ritmo del infierno.
Se acaba el mundo,
y mientras desabotonas mi piel:
ya estoy muerta.
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