martes, 18 de abril de 2017

Elixir



El aire que se mezcla con el sudor del trabajo otorgado invade los puntos que unen y forman cada línea poderosa del bien y del mal. La simple idea que haya aberturas entre los dedos me hace desequilibrar el resto de la existencia incapaz de existir. Toco cada punto del rostro admirado y un grupo de sensaciones se aglutinan; al principio con miedo, me retraigo, no sé lo que puede llegar a suceder, pero esa idea tan martillante, que me encarcela en su piel tersa, arrugada y su vello facial me deja seducir mágicamente.
Retazos de vida se transforman en caricias irritantes, pero no importa, si la vida es solo un instante en el caos humano. Mientras presiono con mis uñas su rostro, en un minuto él es mío, clavo mis uñas en señal de posesión y toda la fuerza va decayendo hasta que no queda nada.
En los instantes de soledad, no queda más que apoderarme de mi misma y hacer que la eternidad entre en mi vil humanidad. A  ratos no entiendo como pude llegar a depender de lo que hace daño, de los resultados infinitos.
Sin duda mis dedos son ese elixir de vida, en donde nada interviene y me cura de dentro hacia fuera, sin dejar que el cielo quite de un santiamén la razón de mi existencia.

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