Hay una mujer en la ventana
amparándose en Satán,
mientras su alma corre en el vacío del peatonal,
dama vieja de minutos y esperanza.
Cierra su boca y llama la noche.
La mano arrugada y los dedos perdidos en mar de vientos,
dentro del adiós urgente
de alguien que dijo que volvería
acaricia la luna.
Practica su paciencia
su discurso
su canción
Matar a la golondrina es lo que desea
dolor
en las ventanas y prisiones
porque el mundo es una cárcel
y yo tengo las llaves, piensa.
Una vieja canción pierde su mirada,
la hoja meciéndose en el suelo
avisa el invierno.
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