Llega al colegio, y la rutina no desaparece, timbre, noticias, cantos...directo al aula.
En la clase de belleza, Belén aprende a maquillarse, en sus grandes ojos un brillo natural despierta la mirada del joven que pasa y la observa extasiado, atorado de palabras que no saldrán de su boca, simple timidez heredada.
Las última hora llega, la profesora de Historia, Belén atosigada por el calor del día, solo escucha que el país en que vive es el pueblo del nunca jamás; todo puede suceder.
-¡Qué pereza! Adriana cuantos minutos faltan?
-Falta un minuto.
-Libertad. Contesta Belén
La campanilla suena y las criaturas acogidas por su manifiesto libertad, corren. Belén se despide de sus amigas y mira de reojo a su corazón con piernas, el se despide a lo lejos; un día mas sin hablarle lamenta internamente Belén.
Su padre la está esperando,era su día libre y tiene a disposición un carro de la empresa, ella lo abraza y avanza al auto de su papá mientras el conversa con una de las maestras.
Lo que sucede después Belén jamás lo olvidará; un carro cruza por ella y cuatro hombres le gritan,exigiéndole que suba, ella hipnotizada y estática queda, es un sueño, piensa; su padre corre , espanta a los hombres y ellos desaparecen como la luz del sol.
Belén llora, su padre extiende sus brazos y gime con ella. El desgarro y la impotencia exhalan sus voces, sus cuerpos tiemblan y las miradas se pierden en el rencor absoluto.
Cada día una propaganda indica que todo esta bien, que este es el país con la gente mas feliz del mundo, pero la objetividad de esta acción es otra; Belén iba a ser una más de las estadísticas de la trata de blancas.
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