Se carcome el pellejo
y los gritos se programan cada otoño,
la vacilación constante que crece en prado perverso
pierde el instante de los honores
El oxígeno embalsama el aposento
de la abominación del seno,
cazan génesis, siguen sombras
pendejadas de una pugna
que se disimula en el silencio
Sublevas la sinfonía de espasmos
y amamantas engendros sin calvario.
Voz de humo en espiral desvanece el baúl de Quiroga y bolero.
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