Habitan excesivos gritos
provocados por nostalgias de la fiereza que habita en ella
mezclas y bohemias,sombras que se adueñan de las tumbas
tumbas desoladas y olvidadas del placer.
El jazz es opacado por el alarido,
el viento siniestro roza su piel
la soga al cuello se adentra
y el pasado se vuelve muletilla.
Haragán de cuerpo vacío y extraño
mezcla las quimeras y libros que no lee
sabe refugiarse en blues de dinamismos enterrados
desnudos de ganas y se quita el antifaz, en ese minuto detona su
Electra disimulada y un Ares olvidado.
El callejón grita puta y los policías malditos
observan e interrogan
¿Cuál es tu identidad?
El desollador de almas, escapa,dispara
esconde su resignación
No se rebela, lo fatídico vuelve a la maldición
y recuerda la locura
La niebla de su cigarro y espíritu cubre la venganza
que conspira entre sus piernas.
Las sábanas no tapizan la tempestad del tipo, mejor
atraviesa el infierno por sendas de moralidad orgásmica
y pisa horas sin sentido.
La peligrosa mujer con su escote inquieto,
desde su mirada brota aquellos cristales que se
acumulan debajo de las ventanas de juventud y
descarga el Iguazú.
Reina de nadie, eres la Matahari improvisada.
La aurora golpea la puerta de tus ojos
recuerdas nueve semanas y media
y el prestigio te recuerda que eres la
Manzana prohibida.
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